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Agentes de Medio Ambiente de la Junta liberan un ejemplar de lechuza en Sierra de Gádor.

La rapaz ha pasado un mes y medio en el Centro de Recuperación de Especies Amenazadas ‘Las Almohallas’, en el Parque Natural Sierra María-Los Vélez.

 

La Delegación de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio ha liberado en la Sierra de Gádor, en el término municipal de Dalias, a una lechuza tras su rehabilitación en el Centro de Recuperación de Especies Amenzadas (CREA) ‘Las Almohallas’. El ave fue entregada por un particular a la Guardia Civil de Roquetas de Mar, que avisaron de su presencia a los agentes de Medio Ambiente de la Junta. Los agentes trasladaron a la rapaz, con síntomas de desnutrición , al Centro de Recuperación de Especies Amenazadas (CREA) ‘Las Almohallas’ en Vélez-Blanco, en el que han permanecido un mes y medio hasta su suelta.

Una vez verificada la rehabilitación completa en la instalación del CREA para su vuelta a la libertad, los Agentes de Medio Ambiente procedieron a la liberación del ejemplar de la lechuza.

La lechuza Tytos alba ) tiene el color del plumaje del macho adulto en el dorso y es de color amarillento con ceniza y pintas de color blanco. En la zona del vientre, su color es blanco con puntos cenizo, mientras que en la cara se puede observar su forma particular de corazón, los ojos pequeños y oscuros. Posee además los tarsos con plumas y los dedos desnudos. El macho es de tamaño más pequeño que la hembra, mide aproximadamente 36 centímetros de longitud y con un peso de unos 450 gramos.

La hembra de esta especie posee tonos en su plumaje mucho más oscuros, el vientre es más amarillo y el dorso de un color mucho más pardo. Relativamente es más grande que el macho, mide 38 centímetros de longitud y con un peso de 490 gramos. Ambos alcanzan una envergadura de 90 centímetros cada uno.. Esta ave posee un sentido único de la vista y el oído hasta 100 veces más sensible que el de un ser humano.

Las lechuzas manifiestan una gran variedad de vocalizaciones, a menudo chirriantes y estridentes, si bien el sonido más comúnmente escuchado es un siseo muy sonoro y metálico, que aumenta progresivamente en volumen y tono a medida que el ave lo emite. La hembra suele lanzar un chirrido más ronco y grave, algo ronroneante y repetitivo.

El delegado de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio, Raúl Enríquez, ha destacado la colaboración ciudadana en el rescate de ejemplares de fauna silvestre y ha indicado que, “ante el hallazgo de un ejemplar herido, es necesario alertar a través del Servicio de Emergencias 112 o ponerse en contacto con los Agentes de Medio Ambiente o Guardia Civil”.

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